jueves, 22 de abril de 2010

aunque sea la última vez

No mires el sol
porque se apago
y a una pintura
que se le borro el color
Un buda
que perdió la razón
y mi alma encaminada
al dolor
Por vos...
y dónde se fueron
los barzos de sol?
Y dónde quedaron
las palabras de amor?
Abrázame
aunque sea la última vez.
Déjame sentirte
como aquella vez...
No más vuelta al dolor
y pensar que íbamos a ser fusión
Nunca me llames nada
sólo acariciame mañana
y cuando miro tu nombre en mi pared
soy polvo otra vez...

sábado, 3 de abril de 2010

Un plan no perverso

Veinte para las cuatro de la mañana y yo aquí, esperando que sean las doce para largarme e ir a dejar mi Secreto. Sorpresa que he trabajado cada noche e ir rumbo a tu casa, aquella casa que nos acogía, casa donde por primera vez toqué tu piel… Cuarto doce. Todo listo y aún no puedo pegar mis pestañas. Apareces en mis sueños, deseos, anelos y sobre todo en mis pensamientos, cosa que me hace arder, quema mi cuerpo y lo único que lo sanaría es reencontrare con tus ojos…
Ano..ches.e *Duerme No-pu!e!de! Sigu+e No`´puede Ava__nza Acl^[are]ce No}{duerme Des<>Duerme
Voy callendo
No siento,
Caigooo
oo
o
o
o
O
O
Nueve y treinta, creo que dormí dos canciones. Me duele el cerebro y de repente suena el teléfono: Virus Virus p0rcina: Desesperado me duché, ni esperé el agua caliente correr… Y ahí voy a las nueve cincuenta y nueve alejándome de mi objetivo, corriendo por una cura que la da un cura. Droga que dejé y ahora llega a mis venas, manos y pulmón. Miro la hora -Oh, tengo que volver, grité. Me tiré cerro abajo con un carro, y ahí nuevamente voy yo, once y tres minutos, corriendo a mi casa, a ver si llamaste, si mandaste un mensaje, pero no. No sé dónde estás, con quién estás, dónde pisas, con quién duermes, a qué hora te lavas los dientes… nada. Eso es lo que somos… Miro a las estrellas y pedía deseos, hasta que me di cuenta de que eso es en vano. Once cuarenta. He llegado a mi escondite, con tres costras, cuatro raspados y con un corte de una de mis cejas.
-Mi cuerpo… ah, a mi no más se me ocurre tirarme en carro de cerro arriba. Toqué a la más mínima piedra y me saqué la ¡cresta! ¿Tendrá razón el cura? de la voluntad de dios? y si él no quiere que valla? Blah! Si ni siquiera creo en él…
Me lavo el diente, junto mis cositas y prendo el rumbo. Camino y caminando siento ese cosquilleo de niño enamorado, ese que lo sentía la primera vez que te vi y ahora volvieron a viajar por mi cuerpo. Siento omis huesos, el palpitar de mi corazón… Y ahí voy, a las doce cero tres minutos caminando al revés. Sigilosamente entro en su casa. Trato de escalar su pared, me caigo. Se me había olvidado lo de mi brazo izquierdo y de la profunda vacuna.… -Mejor toco el timbre, pensé. Me abre la pequeña y grande Elizabeth. -Ningún problema, has lo que quieras, yo estaré por allá. Y en ese momento estaba todo listo para ejecutar mi más profundo plan para nada perverso y sin rezos, ni menos el destino intervienen en mi mayor plan y deseos. Depende de mi y de ella. Ella una princesa de princesas. Mujer de piel blanca con nariz de resbalín, con su pelo de color espacial, de brillosas estrellas y hermosos planetas. Sus mejillas del arrebol de los cielos, su piel, sus labios, sentirlos me llevan al cielo, donde están los dioses, ese lugar divino y el más mágico que pueda existir… Princesa mágica que te ocultas en los bosques oscuros, en los cuales no puedo pisar…
Abre un cuento para los dos, y aquí estoy, sentado, donde me dejaste, esperándote, tratando de descongelar el huelo que nos cubre y por eso trage mi espada para rescatarte, pero ¿dónde estás?

viernes, 2 de abril de 2010

sólo quiero decirte, que nunca quise fallarte ni menos apuñalarte…